1.9.08

CONFLICTO ENTRE ISRAEL Y PALESTINA




El conflicto, entre el Estado de Israel y sus vecinos árabes – Palestina, ha sido durante varios siglos, el pueblo judío que ha vivido dividido en varios países del mundo, especialmente en Europa, lo que se conoce por Diáspora. Este conflicto es una lucha de dos naciones con diferentes proyectos nacionales, diferentes índoles como territorios, política, religiones, ideologías, perspectivas, razas, justicia, terrorismo y potencias mundiales. El territorio conocido como Palestina es una disputa, a raíz de la invasión y creación del Estado de Israel y el abortado nacimiento del Estado árabe palestino. Las diferencias entre palestina e Israel es que el primero es un pueblo sin patria, desposeído de su derecho a la soberanía, sometido a la ley, a las leyes del más fuerte, Israel es un Estado nacional, con una democracia que carece de una constitución, existen una serie de leyes básicas, que han sido aprobadas en diferentes años.
Por otro lado, los nacionalismos israelíes y palestinos tienen varias similitudes, por que fueron ideados por elites alejadas de la zona anhelada, se formaron en un contexto colonial, concretaron en ausencia de una
estructura estatal. En su gran mayoría, los israelíes y palestinos fueron y son refugiados, desplazados, migrantes y/o sobrevivientes, personas que han padecido o ejercido de la violencia o la discriminación a la largo de sus vidas.
Pero igual que todos los nacionalismos que se constituyeron en Medio Oriente durante el siglo XX, el palestino fue un
producto de la injerencia extranjera. Por que, casi todos los procesos de descolonización estuvieron basados en las ideas de independencia, libertad y autodeterminación, influidas por el proceso de modernización al que se vieron arrastrados los pueblos colonizados. Así, el Mandato británico sobre Palestina significó un arma de doble filo, ya que a la par del control y la explotación, también representó una unificación política y administrativa sin precedentes.
A pesar de los fuertes conflictos, se determino la aparición y auge del sionismo político, que surge de la unión de un proyecto y de una operación, proyecto de cambio de una cultura por una comunidad de ciudadanos, que reclamaban un Estado propio para todas las comunidades judías dispersas por el mundo, era darles a los judíos la soberanía política al instaurar un Estado independiente.
El nacionalismo palestino no es una simple reacción al proceso de construcción sionista de un Estado judío, pero sin él su evolución hubiera sido sumamente diferente. Los sionistas hicieron de la política de negación, de la
población autóctona uno de sus lineamientos ideológicos. La consigna "un pueblo sin tierra para una tierra sin pueblo", así como una política económica que excluía la mano de obra árabe a favor de un "trabajo judío" redentor. Alain Dieckhoff dice que "La democracia republicana inscribe al individuo en un colectivo: ciudadanía, movilización cívica. Pero su límite actual, es su carácter hiperpolítico que no concibe al individuo más que como ciudadano.
Después de la
Primera Guerra Mundial, los árabes hicieron todo lo posible por eliminar a Israel, impusieron bloqueos navales, aéreos y terrestres, crearon boicots económicos y comerciales, iniciaron acciones diplomáticas en contra de Israel frente a las Naciones Unidas y otros organismos internacionales, presionaron a otros países por diversos medios de adoptar políticas antiisraelies, realizaron ataques terroristas contra civiles y provocaron confrontaciones bélicas, pero en todo momento las esperanzas nacionales judías y los esfuerzos por reconstruir la tierra fueron lo opuesto al nacionalismo árabe.
Aunque el sionismo esta basado en una concepción étnico – cultural de la nación, es una filosofía de la separación que parte de la idea de que cuantos menos contactos haya con el otro, mejor "ellos en su casa y nosotros en la nuestra". Descarta, el pluralismo y aspira a la homogeneización, un Estado, un pueblo, una nación, una cultura, una ideología. Por esta razón en Israel, los barrios y los pueblos agrícolas son muy a menudo reservados a comunidades culturales precisas (religiosas o laicas), y el sistema escolar, dividido en sistema escolar laico, religioso, árabe, etc. No por pluralismo sino al contrario, por voluntad de homogeneización que, cuando se demuestra imposible, toma la forma de la separación, es decir de entidades homogéneas paralelas. El binacionalismo es el exacto opuesto de la filosofía del apartheid. Como dice Amon Raz-Krakotzkin, sumándose a las tesis de Alain Dieckhoff: "El binacionalismo constituye un conjunto de valores, y no forzosamente un compromiso político concreto. Implica la separación de la identidad nacional y del estado, y la percepción del otro como parte integrante de la autodefinición de cada uno...". Luego añade que "La emancipación de los judíos pasa obligatoriamente por la emancipación de los palestinos, y la inclusión de su memoria y de sus aspiraciones en la historia de la región y en sus proyectos de futuro”. Entonces la cuestión que debería plantearse es la de saber cómo definir una colectividad judía en Palestina que estaría basada en el reconocimiento de los derechos palestinos. Por lo que es imposible distinguir la discusión de la identidad judía del debate sobre el conflicto nacional que prosigue y de la cuestión de la responsabilidad en la tragedia palestina.
Como conclusión, el autor Samuel Huntington señalan que “existe un choque de civilizaciones, que los islámicos jamás se entenderán con los cristianos, y que japoneses y chinos no llegarán nunca a un trato mutuo de pares que se respetan en su diferencia”. Además añade que “las guerras son más probables entre países pertenecientes a civilizaciones diferentes que entre aquellos que poseen elementos culturales comunes. Digamos, es más probable una guerra entre Irán y USA que entre Inglaterra y Francia o entre Colombia y Venezuela. Desde este punto de vista, se intenta explicar la guerra entre Israel y los islámicos como un choque entre civilizaciones. También se podría argumentar que una guerra entre Israel y un país cristiano es más difícil, dado que Jesús era judío, y que gran parte del acervo cultural de los cristianos reposa en Jerusalén y Belén. Sin embargo, hay muchos sirios, palestinos y libaneses cristianos, y ello no les ha evitado uno que otro cañonazo en el conflicto reciente, lo que los analistas militares llaman tristemente daño colateral.

No hay comentarios: